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Cuando no encontramos refugio para la mirada, cuando no creemos en los oscuros méritos de los artistas de las bienales, cuando se mantienen estos dobles discursos entre lo público y lo privado, cuando convivimos con ideas tan contrapuestas como admirar la ética de un Van Gogh y engrosar currículos en salones ignotos o notables, cuando jugamos con estéticas que no nos corresponden, está claro que nos hemos olvidado de la razón de la obra.  texto completo

2

El arte contemporáneo en las periferias se desarrolla sumiso de la peor forma, porque aparentemente nada nos obliga a hacernos cómplices del secuestrador. No sólo se nos insta a componer en la tonalidad propuesta, sino que, además, debemos bailar al compás y, como si esto fuera poco, hay que consentirlo, con la alegría de que de ese modo, dejaremos de ser rehenes. Así sentimos que pertenecemos, no vamos a ser artistas nacidos o criados en los entornos. A riesgo de que parezca anacrónico y tal vez lo sea, pero de otra forma, la opción civilización o barbarie sigue teniendo plena vigencia. En la repetición del fenómeno −y he aquí el verdadero anacronismo−, queremos sumarnos a otra constelación cultural.  texto completo

3

Lo que intento destacar es el peligro del uso del lenguaje abstracto; las palabras pueden ser mucho más significativas si son figurativas, y al tener esa energía la construcción del pensamiento se vuelve mucho más relevante.  Si podemos agregar más colores y más saturación a nuestra paleta, ¿no estamos enriqueciendo nuestras conceptualizaciones, nuestra imaginación? Cuando un artista no puede expresar cuál es su idea sobre su hacer, ¿no está mutilando sus posibilidades?.  texto completo

4

Recuerdo en la Escuela de Bellas Artes gente pintando lo que se podría llamar arte pop.  Pintaban cuadros con sopas Campbell como si nosotros hubiéramos sufrido esa fatiga visual. Pero no solo había alumnos pintando eso, sino también una institución que los albergaba conceptualmente, con todo lo que significa. Creo que es más fácil replicar una cultura en forma pasiva que resonar una cultura. Para que esto suceda, lo mínimo requerido es que el instrumento esté afinado.  texto completo

5

¿Por qué aislar a las artes del resto del sistema? La única explicación que le encuentro es que aislándola se hace con ella lo que se intenta hacer con todo: enmarañarlo, y se sabe que cuando uno lo concibe como totalidad, le va
a demandar que conserve sus características originales, que no pierda el carácter que le da validez, entidad, que no funcione como un objeto más, o sea, que juegue su intrínseco juego y no el juego de la banca. 
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6

Cuesta decirle al rey que está desnudo, cuesta decirle al entorno que está levantando falso testimonio. Pero es del artista de quien se espera esa incómoda observación, esa lectura original, ese ir al fondo escudándose en la picardía, en la ironía, en el espacio que construye, porque en general se piensa que el artista es raro, no compromete, es un condimento que puede faltar. Pero otros grupos lo tienen en cuenta y esperan de él que traicione ese pacto de silencio, que desoculte la función.   texto completo

7

Si las cosas cambian muy de a poco, sabemos, es difícil notarlo. Hay cambios que a pesar de poco perceptibles son muy modificadores, aunque no lleguemos a conceptualizarlos. Implícitamente analizamos según el manual

de instrucciones que ha puesto en nuestras manos el desembarco del capital financiero, que después de sus fracasos especulativos inmobiliarios enfocó a nuestro entorno, el de las artes visuales. Y hablo de aquí, donde no hay un mercado de arte, salvo que consideremos estos estertores como una actividad genuina.   texto completo

8

Las primeras brújulas eran agujas imantadas flotando en agua o aceite que, al no tener casi roce, se podían mover atraídas, orientadas, por un imán mayor, la Tierra. Observé la semejanza que había con el aguilucho flotando en el aire. Imaginé que si el pájaro tiene el feroz deseo, más la capacidad de mover las alas con la misma intensidad −cosa que es imprescindible para volar con rumbo−, bien podría hacerlo nocturnamente sin necesidad de ver. Entonces se daría el fenómeno, casi mágico, de la fuerza magnética de la Tierra orientando ese cuerpo.

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9

El escultor afirma la dignidad del trabajo, se realiza en el hacer y lo hace distante del concepto monetario. Aquí hay otro parecido con lo obrero: el obrero y el escultor trabajan por fatalidad, porque tienen que hacerlo, no tienen opción ni posibilidad de especulación. También saben que la duración del gesto trabajador es la más plena de las duraciones, intuyen la propia profundidad de la materia y en su hacer se totalizan. Se saben parte constitutiva de la realización del ente social.   texto completo

10

Lo curioso es que si el artista es de poca suerte, le hacen cumplir toda una función democratizadora: que abra su taller a visitas guiadas, que dé una imagen social, que explique su obra. Por el contrario, si es exitoso, se cuida de que la suya sea una actividad esencialmente elitista. La dinámica reaccionaria del arte es realmente creativa. Determina un elegante sistema de exclusión. Tiene que haber un equilibrio entre el discurso y su función. En lo aislado de nuestro medio, y ante la ausencia de un mercado real, en vez de jugar esa parodia, podríamos intentar hacer del supuesto defecto una virtud y crear una relación más funcional, más afectuosa entre los destinatarios de la obra que no son clientes, y quienes la hacen.   texto completo

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Lo que me pregunto es qué cantidad de situaciones están influidas, determinadas, por un saber que omito porque lo tengo incorporado, sobre todo cuando realizo un oficio que tiene una historia de trabajo tan fecunda como puede ser la talla. Al repetir un gesto histórico, primitivo, me pregunto sobre la intimidad de esa energía, sobre la voluntad necesaria. Recuerdo cuando enfrenté por primera vez la piedra, lo duro, esa íntima resistencia de la materia, la sensación de dificultad y complicidad con el material, el reconocimiento de la eficacia del trabajo.    texto completo

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En mi vida de escultor hubo lugares absolutamente determinantes: el monte, la cantera, el aserradero, el río, el mar, el taller. Es curioso que al área central de las templos se las llame nave; los talleres también tiene su nave y si lo pienso bien creo que siempre viví en una nave. También podemos considerar a la Tierra una nave, ahora sin ir tan lejos cualquier nave tiene un espacio que le da sentido: es la bodega y cualquiera que vea la bodega tendrá esa sensación de taller, de área de trabajo protegida, cuidada.   texto completo

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