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Una estaca clavada en la tierra nos está hablando no sólo del gesto del criollo o de la pampa. Nos está señalando nuestra ubicación en el espacio ya que su sombra, para el que puede descifrarla, orienta, indica. Al mediodía la sombra proyectada nos muestra el Sur, a media tarde nos da el Sureste, antes de ponerse el sol nos da el Este. El largo de la sombra, al mediodía, contando desde la base, nos da la latitud o sea que cuanto más larga es, más lejos estamos del Ecuador, hay, en este sentido, todo un saber que se desconoce.

          Estando en el otro hemisferio me pasó que me desorientaba con más facilidad que de costumbre, creía que al doblar a la derecha, por ejemplo, estaba yendo hacia el Norte. Después entendí que doblaba al contrario de lo que proponía mi intuición. Eso fue lo que me indujo a descubrir, casi por casualidad, que estaba muy acostumbrado a que mi sentido de orientación ubicara mi sombra a la izquierda, al caminar para el Oeste, o delante de mí si lo hago hacia el Sur, cosa que se invierte en el hemisferio norte.

          Lo que me pregunto es qué cantidad de situaciones están influidas, determinadas, por un saber que omito porque lo tengo incorporado, sobre todo cuando realizo un oficio que tiene una historia de trabajo tan fecunda como puede ser la talla. Al repetir un gesto histórico, primitivo, me pregunto sobre la intimidad de esa energía, sobre la voluntad necesaria.

          Recuerdo cuando enfrenté por primera vez la piedra, lo duro, esa íntima resistencia de la materia, la sensación de dificultad y complicidad con el material, el reconocimiento de la eficacia del trabajo. Lentamente me fui convirtiendo en un protagonista consciente de un sistema de proporciones, del sentido de la escala, me fui haciendo de un repertorio. La resistencia de la materia, que es inmediata, constante, sin retaceos es una clara exposición a nuestra voluntad, es una manifestación de ensueños.

           Contemplé las imágenes que durante la talla se construían y que, a su vez, proponían actuar sobre la materia. Me aportaban una íntima energía, fue entonces cuando decidí poner mi trabajo a su servicio, opte por confiarle mi tutela a la materia. Pensé, también, que había seguridades inconscientes al orientarme por su sombra.

Omar Estela 

 

A veces sigo a mi sombra, a veces viene detrás, pobrecita si me muero, con quién va a andar.
Enrique Santos Espinoza

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