El peor marzo de la historia argentina en una megamuestra
por Patricia Kolenicov I Clarín - Sección Cultura - Marzo 2006
Afuera hay uno, dos, diez grupos de chicos sentados en el pasto tupido de la plaza Francia, disfrutando del viento tibio de marzo. Adentro –dentro del Centro Cultural Recoleta- marzo es otro marzo y los chicos – casi todos son jóvenes- están en fotos blanco y negro, con poleras, con anteojos grandotes. Están pintados, aludidos, extrañados, imaginados, torturados. Adentro abrió ayer 30 años, estéticas de la memoria, la muestra sobre la dictadura que se instauró el 24 de marzo de 1976.
No es una exposición para ver en un ratito, quizás ni siquiera en una sola visita. Hay que digerir despacio las imágenes que proponen más de 200 artistas. Ningún vientecito tibio suaviza el corazón aquí.
Para empezar está lo de León Ferrari, “Nosotros no sabiamos”. Simple. Ferrari recortó unos cien artículos de diaros entre mayo y noviembre de 1976. Los títulos son elocuentes: “Ocho cadáveres en San Telamo”; “Hállase un cadáver junto al obelisco”; “Dos cadáveres fueron bailados en Bahía Blanca”. Uno junto a otro en las paredes de un largo pasillo, no precisan explicaciones.
Unos pasos más y se ve un documental. Una cámara que circula por un departamento, que vuelve y vuelve sobre un cuarto vacío, sus columnas, su oscuridad. Hay que saber-casi toda la muestra juega con lo que ya se sabe-que la obra es de Julieta Hanonc y el departamento es el centro de detención “El pozo”, donde ella estuvo desaparecida entre 1977 y 1979. No es tibio.
Por el mismo pasillo, en un cuarto chiquito, hay una mesa blanca cruzada por alambres conectados a unos cables que reciben electricidad a través de un transformador. Esta “parrilla”-otra cosa que no necesita aclaraciones- estará encendida durante la muestra, de modo que la mesa perderá blancura y se irá quemado
con la corriente. La autora se llama Cristina Piffer.
La muestra habla, sobre todo, de los golpes sobre los cuerpos.
La desaparición es un tema central. Quizás por eso, reaparecen en varias obras y registros dos elementos
el Falcon y el río. “El río como tumba”, dice por ahí.
En el Patio de la Fuente, al aire libre, varios artistas -Omar Estela, Javier Bernasconi, Marcela Oliva, Marcelo Montanari, Luciano Parodi y Margarita Rocha- presentan, desarmado, un Falcon -de verdad- pintado de blanco. No tiene asientos, se le ven los alambres. Autores ideológicos, es su título.
Otros Falcon asoman en el sector de “Memoria en construcción”, la convocatoria que hizo Marcelo Brodsky para su libro Memoria en construcción-el debate sobre la ESMA. Son los que integran la obra del fotógrafo Fernando Gutiérrez: una serie de fotos de autos de distintos colores, abollados, despintados, chocados. Hay violencia en esos autos. Se entiende.
El río marrón aparece en una enorme foto y en unos cuantos mapas, en ese mismo espacio. Y en las conmovedoras fotos de Helen Zout, que se paró en el lugar exacto donde habían aparecido algunos cuerpos y esperó y esperó a que el río dijera algo y en sus fotos –escollera, espuma y olas- parece que el relieve del agua develara aun los cuerpos.
Sí la mayoría de las obras quiere traer bien cerca lo que pasó hace 30 años, la del Grupo de Arte Callejero (GAC) y Movimiento Etcétera apunta directo al presente “1888 asesinados por las fuerzas de seguridad del Estado en democracia”, grita su obra. En una pared un cartelón”¿Cómo se justifica desde el Estado la violación a los Derechos Humanos?”. En la otra, casos y casos de la Correpi. De 1983 a 2005. Se entiende y, en ese contexto, deja un nudo en la garganta.
Ayer una multitud vio las obras en la inauguración, que estuvo a cargo del Secretario de Cultura porteño
Gustavo López; la sub-secretaria de Patrimonio Cultural Silvia Fajre, y la directora del Centro Cultural Recoleta, Liliana Piñeiro. Además del ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra, vieron las muestra otros funcionarios, como la
sub-secretaria de Derechos Humanos, Gabriela Alegre. Y dieron el presente el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, y varias Madres de Plaza de Mayo.
Las salas fueron recorridas también por gente de la cultura, entre ellos Luis Felipe Nóe –que expone-,
Andrea Giunta, Beatriz Sarlo y Josefina Robirosa.
Vieron lo que aquí se narra y mucho más: los nombres de los artistas que participan son importantes: Kuitca, Alonso, el Grupo Escombros, Iommi, Dowek, Santero, Nigro, Ontiveros, siguen firmas. De aquí en más, abre también una serie de actividades: un ciclo de cine, teatro, conferencias, danzas, cuyos datos se pueden
consultar en www.centroculturalrecoleta.org
Conviene ir viéndola de a poco.